Antes del Embarazo | Salud y desarrollo
El programa ‘¿Bebé?, ¡piénsalo bien!’ es una alternativa para disminuir el embarazo adolescente
15 de Julio de 2008
Mariana es un simulador de bebé que llora por hambre, cambio de pañal o en busca de afecto. Nació para crear conciencia entre los jóvenes sobre la paternidad.
Cuando conocí a Mariana pesaba 3.300 gramos y medía 53 centímetros, talla y peso perfectos para una niña nacida a término y sin complicaciones. Lo primero que hice al saber que sería su mamá por 24 horas fue preguntarme si estaba preparada para serlo. No sabía cómo la iba a cargar, cómo la alimentaría y además, si sería capaz de reconocer la razón de su llanto y responder con eficacia.
Pero luego pensé que una mamá tiene nueve meses para prepararse y absorber la información que le sea posible. Aunque desde hace dos años y medio yo escribo para ABC del Bebé sobre maternidad y crianza, es decir, el equivalente a tres embarazos, no había excusa para fallar.
Ya en mis manos, cuando tuve que calmar su primer berrinche, los cientos de artículos que he escrito se esfumaron y me llené de nervios.
Cuando tenía que cambiarle el pañal, empecé a preguntar: ¿cómo la levanto?, ¿cómo le quito el pañal? Concluí que escribir sobre bebés sin tenerlos es como el primer día de trabajo después de cinco años en la universidad: se tiene la teoría, pero no se sabe reaccionar ante las crisis.
Para una de cada cinco adolescentes menores de 19 años en Colombia (Encuesta de demografía y salud, Profamilia, 2005), ser madre no es ejercicio de un día. Para ellas, la maternidad es una alteración sustancial de sus vidas, que aún pasan por la dependencia económica, la falta de una formación profesional que les permita obtener mejores ingresos y, muchas veces, el apoyo de su pareja.
Computador con forma de bebé
Mariana, mi hija por 24 horas, es un simulador de bebé. Aunque no es una niña real, actúa como tal. Llora cada vez que quiere comer, necesita cambio de pañal o, simplemente, cuando busca afecto; siente el frío, el calor y hasta los movimientos bruscos de quien la cuida. Cuando Camila Guzmán, representante legal del programa ‘¿Bebé?, ¡piénsalo bien!’ me entregó a la ‘niña’, me dio al mismo tiempo una pulsera con un sensor que registraba mis reacciones con el simulador.
Camila es una comunicadora social que conoció en Costa Rica el programa y quiso traerlo a Colombia, ante los altos índices de embarazo adolescente. Hoy trabaja para que entidades del Estado lo incluyan en los colegios y se pueda crear conciencia entre los adolescentes de la responsabilidad que implica ser padres, más allá de la explicación de cómo funciona el aparato reproductor y la repartición de condones.
El piloto lo realizó en un colegio en Chía, al norte de Bogotá. El programa cuenta con un equipo interdisciplinario conformado por sicólogos, ginecoobstetras, enfermeras y comunicadores sociales que se encargan de trabajar con los adolescentes, temas de biología, ciencias sociales, comportamiento y salud y creación de proyecto de vida.
A la vez que los jóvenes reciben estas clases, conforman parejas o individualmente reciben uno de los simuladores, lo bautizan y lo cuidan por una semana.
El apoyo del papá
Con Mariana entendí el valor de respaldar a una madre y la importancia de que el padre en sus días de licencia no se dedique a ver televisión o jugar fútbol. Cargar la pañalera, abrir una puerta, preparar la comida y por supuesto, estar pendiente del recién nacido son ayudas que valen oro en ese momento.
La única noche en la que Mariana estuvo conmigo empezó a llorar a la 1 a. m. (sonidos grabados de bebés reales) y a pedir tetero, cambio de pañal y hasta un abrazo. La escena se repitió a las 3 a. m. Me puse el sensor de lactancia en el pecho y al acercar su boca empezó a hacer sonidos como si estuviera succionando ( tiene sensores para reconocer que le pongo el chupo o el pañal); así podía permanecer por 15 minutos, hasta que el sonido de una risa me mostraba que estaba satisfecha. Cuando quise levantarla para sacarle los gases, porque también la ‘muñeca’ eructaba, le moví mal la cabeza y ya no lloraba, gritaba.
Como dice María Camila Moncayo, una adolescente de grado décimo que fue ‘madre’ por una semana, esta experiencia aplaza la idea de la maternidad: “La mejor decisión es la continencia sexual, porque esta no es edad para tener hijos y mucho menos formar un hogar. Es mejor prepararnos y esperar a madurar bien para establecer una familia”.
“El cien por ciento de los estudiantes de este colegio concluyeron que no están preparados para ser padres –dice Camila sobre los resultados del piloto–. 98 por ciento cree que el programa fue decisivo en su elección por tener primero un proyecto de vida.
El adiós
Pasadas las 24 horas, cuando la puse otra vez en manos de Camila, sentí que me quitaba un peso de encima y que por fin podía dedicarme a lo que había dejado pendiente en esas horas, y pensé que seguramente así se sentirán las adolescentes que dejan de vivir lo que su edad les pide: amigos, familia y estudio.
Mi calificación fue 70 sobre 100, y aunque no está mal, no estuve conforme porque se estaba midiendo mi habilidad para ser mamá. La información del sensor decía que ese 30 por ciento que reprobé incluyó haberle cogido mal la cabeza 12 veces. Además de todas las ocasiones en las que me pidió comida y no se la di –cuatro veces–, y las veces en que no le cambié el pañal; en total estuvo llorando 41 minutos. No pude dejar de pensar que si fuera una bebé real, estaría con la cabeza lastimada, hipoglicémica y con una sobreinfección por dermatitis.
Los resultados
Ser madre hace parte del proyecto de vida, que debe ser planeado cuando la pareja se sienta preparada emocional y económicamente, y cuando muchos planes personales sean una realidad.
Después de la experiencia con Mariana, ¿sigo queriendo tener hijos? Por ahora, no. Seguramente porque solo pude tener su llanto y la incomodidad de no hacer mis actividades diarias por estar a su permanente cuidado. Pero probablemente en el futuro me dejaré deslumbrar por una bebé que me conquiste con solo mirarme, que con sus abrazos, sus besos y la palabra “mamá” me haga sentir que vale la pena el sacrificio.
Niñas con bebés
Según la pediatra experta en embarazo adolescente Olga Restrepo, las jóvenes madres tienen entre 2 y 7 veces más complicaciones como parto prematuro, sangrado o infecciones. Después del parto crecen las probabilidades de que la adolescente presente incontinencia urinaria, se afecte el crecimiento y sufran.
El ginecólogo de Profamilia Juan Carlos Ramírez asegura que la mayoría de adolescentes oculta su embarazo y, por tanto, se someten de manera tardía a los exámenes prenatales, lo que puede derivar en complicaciones. “Esto hace que las adolescentes embarazadas sufran de infecciones, anemia, incompatibilidad sanguínea y retraso en el crecimiento intrauterino, entre otros males”.
42 por ciento de las jóvenes entre 14 y 19 años buscan quedar en embarazo porque consideran que es la única tarea en sus vidas.
En 2006 hubo 19.722 embarazos de mujeres entre los 15 y 19 años en Bogotá.
Por Edna Juliana Rojas H.
Redactora ABC del bebé
Texto extraído de la página web www.abcdelbebe.com
1 comentario:
profe es un buen blog hojala las adolecentes supiera apresiar las palabras y los datos que usted les facilita espero que le valla bien en sus proyectos grecias por la oportunidad que nos da DIOS lo bendiga siempre
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